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MARZO 1899. La revista “Philistine” publica “Mensaje a García”.

Esta pequeña narración fue escrita el 22 de febrero de 1899 con la edición de marzo de la revista “Philistine” a punto de entrar en prensa.

La inspiración brotó al calor de la discusión con mi hijo Bert, quien sostenía que el verdadero héroe de la Guerra de Cuba había sido Andrew Summer Rowan, quien, por si solo, había realizado la mas importante hazaña: llevar el Mensaje a García.

Fue una idea inspiradora así que me levante y escribí el relato.

Tan poco importante me pareció el articulo que lo publique sin titulo. Salió la edición y empezaron a llegar peticiones de más ejemplares: una docena, cincuenta, cien… Cuando la Compañía de Noticias Americanas pidió mil, pregunté cuál era el articulo que había conmovido de tal forma al publico. Era el articulo sobre García.

Al día siguiente, George H. Daniels, del Ferrocarril Central de Nueva York, nos mandó el siguiente telegrama: “Presupuesten cien mil ejemplares de articulo Rowan en forma de folleto, con un anuncio del Empire State Express al final y digan fecha de entrega”.

Contesté dando el precio y añadí que, dado el tamaño de nuestros talleres, entregaríamos los folletos en dos años. Finalmente, autoricé al señor Daniels para que reimprimiera él mismo el articulo. Resultado, un millón de ejemplares en forma de folleto, reproduciéndolo dos o tres veces mas en cantidades de medio millón

Más de doscientos periódicos y revistas lo reprodujeron también. Posteriormente fue traducido a todas las lenguas.Por esas fechas estaba en nuestro país el Príncipe Hilakoff, Director de los Ferrocarriles de Rusia. Era huésped de la compañía del señor Daniels que le acompañó en su viaje a través del país. El príncipe se interesó por el articulo y de regresó a su país, lo hizo traducir dando un ejemplar a cada uno de sus empleados.

Otros países siguieron el ejemplo y así pasó a Alemania, Francia, España, Turquía, Indostán y China.

Durante la guerra entre Rusia y Japón, cada soldado ruso llevaba consigo un ejemplar. Los japoneses los encontraron en manos de los prisioneros y por orden del Mikado se dio un ejemplar a cada empleado del gobierno japonés, civil o militar.

“Un Mensaje a García” ha sido impreso, tal vez gracias a una serie de incidentes afortunados, en mas de cuarenta millones de ejemplares.

Un Mensaje a García.

No es el objeto de este articulo narrar detalladamente el episodio que he descrito a grandes rasgos. Lo que quiero hacer notar es lo siguiente: McKinley le dio a Rowan una carta para que la entregara a García, y Rowan no pregunto: “¿Dónde le encuentro?”

Ahora, lector amigo, tú mismo puedes hacer una prueba.

Te supongo muy tranquilo, sentado en tu despacho y a tu alrededor seis empleados. Llama a uno de ellos y hazle este encargo: “Busque, por favor, en la enciclopedia y hágame un breve informe acerca de la vida del Correggio”.

¿Esperas que, con toda calma, te conteste: “Si, por supuesto”, y vaya tranquilamente a poner manos a la obra?

¡Desde luego que no! Abrirá desmesuradamente los ojos, te mirará sorprendido y te dirigirá una o más de las siguientes preguntas:

– ¿Quién fue?

– ¿Qué enciclopedia?

– ¿Eso me corresponde a mi?

– Usted quiere decir Bismarck, ¿no es así?

– ¿No seria mejor que lo hiciera Carlos?

– ¿Murió ya?

– ¿No sería mejor que le trajera el libro para que usted mismo lo buscara?

– ¿Para qué quiere saberlo?

Apuesto diez contra uno, a que después de haber contestado a tales preguntas y explicado cómo hallar la información y para qué la quieres, se marchará confuso e irá a solicitar la ayuda de sus compañeros. Y todavía regresará para decirte que no existe tal hombre. Puedo, por excepción, perder la apuesta; pero en la generalidad de los casos, tengo muchas probabilidades de ganarla.

Cuando se solicita un taquígrafo, de cada diez que ofrezcan sus servicios, nueve no sabrán escribir con ortografía y algunos de ellos considerarán este conocimiento muy secundario.

¿Podría tal persona entregar una carta a García?

Admiro de todo corazón al hombre que toma el mensaje sin hacer tontas preguntas, ni abrigar la aviesa intención de arrojarlo en la primera alcantarilla que encuentre, o de hacer cualquier otra cosa que no sea entregarlo.

A un hombre así se le necesita en todas las ciudades, pueblos y aldeas, en todas las oficinas, talleres, fabricas y almacenes. El mundo entero clama por el, se necesita, ¡¡urge… el hombre que pueda llevar un mensaje a García !!

Elbert Hubbard

MAYO 1898. Rowan y García, juntos en Cuba.

Al estallar la guerra entre los Estados Unidos y España, era necesario entenderse con toda rapidez con el jefe de los revolucionarios de Cuba, el general García, emboscado en las montañas, nadie sabia dónde. Ninguna comunicación le podía llegar ni por correo ni por telégrafo. No obstante, era preciso que el presidente de los Estados Unidos se comunicara con el.

Alguien dijo: “Conozco a un tal Rowan que, si es posible encontrar a García, lo encontrará”.

Buscaron a Rowan y le fue entregada la carta. Entonces la guardó en una bolsa impermeable, sobre su pecho.

Después de cuatro días de navegación dejó la pequeña canoa que le había conducido a la costa de Cuba. Desapareció por entre los juncales y tres semanas más tarde se presentó al otro lado de la isla.

Había atravesado a pie un país hostil y, lo más importante, había cumplido su misión.